SECTOR INDUSTRIAL

1_. DELIMITACION Y CLASIFICACION:


Las actividades industriales tienen por objeto la transformación de los recursos naturales, a través de sucesivas fases, por medio de procedimientos físicos o químicos. Tradicionalmente se incluía en ellas la producción de energía e, incluso, la construcción de edificios y de obra pública y civil. Una demarcación mas estricta, la que sigue el Sistema Europeo de Cuentas Integradas (SEC), excluye ambas actividades, por sus especiales características tecnológicas y de mercado. El ámbito propio de la industria queda reducido a lo que suele denominarse manufacturas, aunque en un sentido amplio, ya que incluye la extracción de minerales metálicos y no metálicos no destinados a la energía.

Agrupaciones más habituales:

-. Desde una óptica de demanda, en función del dinamismo de los mercados.

-. Desde una perspectiva de oferta, en función de los factores de que dependen su eficacia productiva y su competitividad.

Teniendo en cuenta el dinamismo de los mercados, puede distinguirse, siguiendo a la Comisión de la UE, entre actividades de demanda fuerte, media y débil. La inclusión de un tipo de actividad en uno de estos grupos se basa en la elasticidad-renta de su demanda.

-. DEMANDA FUERTE: las mas recientes: aeroespacial, electrónica y ordenadores, instrumentos de precisión, productos farmacéuticos...

-. DEMANDA DEBIL: textil, calzado, siderurgia, construcción naval, cerámica, vidrio, madera...

















2_.EVOLUCION DEL SECTOR:

Tres vertientes comparadas para el estudio de la producción industrial española:

-. Respecto al conjunto de la economía.

-. En relación a los países de su entorno.

-. Respecto a la demanda interna.

Respecto al conjunto de la economía: El periodo entre 1960-2000 encierra dos grandes etapas bien diferenciadas en cuanto a la contribución de la industria al crecimiento económico español. La primera esta comprendida por el decenio de 1960 y la primera mitad del de 1970; la industria es el motor del desarrollo económico, como muestra el significativo aumento de su peso en el PIB que consolida el proceso de industrialización de España.

La segunda corresponde a los años transcurridos después, en que el papel estimulador de la industria disminuye sensiblemente. Su peso en el VA real de la economía se mantiene constante tras la ligera reducción que tiene lugar en el decenio critico de 1980. La mayor eficiencia de la industria con respecto a los restantes sectores de actividad, se manifiesta en un mayor avance de la productividad del trabajo y un aumetno de los precios reales, lo que conduce a una reducción de su participación en el VA valorado en términos corrientes y en el empleo total.

La expansión de la producción industrial en los ’60 y la primera mitad de los ’70 fue sobresaliente gracias a un marco internacional favorable, de gran dinamismo económico, y la liberación de las ataduras que le impuso la política económica autarquica. De este modo, se consolido la industrialización española, no obstante, su desarrollo se consiguió con una fuerte protección frente a la competencia exterior e interior, haciéndose muy dependiente de la demanda interna, razón que explica la coincidencia de los años de mayor depresión de esta (1980-84) con la fase mas aguda de la crisis industrial.

La industria recobrara su dinamismo a partir de 1985. Pero ya no alcanzara tasas de crecimiento tan elevadas como en la etapa anterior, pero su avance se produce sobre bases competitivas mas firmes.

En relación a los países de su entorno: La comparación, limitada a las manufacturas, revela con más claridad el fuerte crecimiento industrial español. Respecto a la industria de siete de los países más veteranos de la UE, la española, desde 1966, ha aumentado en mayor medida su volumen. La adhesión de España ala UE no ha impedido un mayor crecimiento de su industria, lo que parece querer decir que ésta posee una no despreciable capacidad competitiva, algo que también pone de manifiesto el aumento incesante en la participación de las exportaciones españolas en las de la UE y la OCDE.

La capacidad de crecimiento diferencial de la industria española se ha reducido en los últimos años, sobre todo si se toma como referencia 1980, pero es preciso tener en cuenta que una mayor madurez industrial va unida a menudo a una menor capacidad para crecer, sobre todo en términos relativos.

Respecto a la demanda interna: Con frecuencia el crecimiento de la producción manufacturera ha superado al crecimiento de la demanda interna, aumentando asila relación entre producción y consumo aparente y, también, la tasa de cobertura del comercio exterior.

En los cinco años siguientes a la incorporación de España a la UE se registro un crecimiento muy superior de la demanda interna al de la producción, provocando un aumento sustancial del volumen de importaciones, reflejo del impacto de la integración europea y de algunas debilidades competitivas.



3_. ESPECIALIZACION PRODUCTIVA Y COMERCIAL:

El crecimiento industrial español no ha alcanzado la misma magnitud en los tres tipos de manufacturas. Durante las tres últimas décadas ha tenido lugar un cambio en la estructura productiva de la industria, y también un cierto cambio en su especialización interindustrial, ambos con reflejo en el comercio exterior.

En 1966 el núcleo básico de la producción manufacturera estaba compuesto por actividades manufactureras, que suponían el 70% del VA; las actividades avanzadas tenían muy poco peso, apenas un 4%. En 1999, el núcleo de la industria española sigue estando en las actividades tradicionales, pero en menor medida, dado que las avanzadas han crecido a un ritmo mayor. Entre las tradicionales se ha reducido el peso de las mas intensivas en trabajo (textil y madera), y entre las avanzadas ha aumentado el de la maquina eléctrica y electrónica. Las estructuras de la producción y de las exportaciones también han cambiado en el mismo sentido que la del VA, e incluso con mayor intensidad. En las exportaciones, la transformación mas profunda tuvo lugar a partir de 1985, debido a la mayor apertura al exterior de la economía española.

El cambio en la estructura de la producción ha respondido a un cambio en idéntico sentido de la estructura de la demanda interna. La concentración productiva en las actividades tradicionales es consecuencia de un proceso de especialización en esas producciones, que queda reflejado en la mayor cercanía entre el valor de la producción y de la demanda.

El motivo de la especialización española en industrias tradicionales viene dado por la pequeña dimensión de los establecimientos, la intensidad en recursos naturales y mano de obra y el uso de tecnologías estandarizadas, que parecen acomodarse a las dotaciones relativas de recursos de la economía española, con mas abundancia de trabajo (ya bajos salarios relativos) y menor abundancia de capital físico, humano y tecnológico que en la media comunitaria (derivados de un mayor atraso económico).



4_. EFICIENCIA PRODUCTIVA:

El crecimiento sostenido de la industria ha de basarse en el continuo aumento de la eficiencia con que se obtienen sus productos, uno de cuyos mejores indicadores es la productividad del trabajo. Su progreso favorece la reducción de los costes de producción y de los precios de los productos, permitiendo al mismo tiempo el aumento de la renta de los individuos.

El crecimiento de la producción industrial se ha basado por completo en el aumento de la productividad del trabajo. Ha habido un notable aumento en el rendimiento medio por trabajador, fruto de la capitalización de las instalaciones y de la cualificación de los trabajadores; también ha sido el resultado de los cambios en la especialización sectorial de las manufacturas y, sobre todo, de mejoras en la calidad y utilidad de los productos. La gradual apertura de la competencia exterior de la industria española ha incentivado el proceso de diferenciación del producto, en particular en las manufacturas avanzadas, donde mayor es la tasa de exposición a la competencia externa.

El crecimiento de la productividad del trabajo no ha sido constante a lo largo de todo el periodo, se ha hecho sensiblemente más lento a partir de 1975. Una explicación de esto es la menor tasa de aumento del VA, dependiente de factores de oferta y demanda que han afectado al conjunto de la economía; otra razón es la disminución del esfuerzo inversor de las empresas en nuevos equipos, técnicas y productos. El menor esfuerzo se justificaría por el incremento en las etapas recesivas del coste laboral por unidad de producto (la proporción de una unidad del producto destinada al pago del trabajo) que ha reducido el excedente empresarial y provocado el cierre de los establecimientos con menor productividad.



5_. POLITICA INDUSTRIAL:

El rápido crecimiento de la producción industrial española durante los ’60 y en la primera mitad del siguiente se apoyo en una política de fomento directo del desarrollo de las diferentes ramas, sobre todo las tradicionales mas intensivas en trabajo y las de transformados metálicos. En un marco de fuerte protección de la competencia exterior y de regulación de la interior, los Planes de Desarrollo y las Acciones Concertadas fueron los instrumentos utilizados para definir los objetivos de producción, los programas de inversiones necesarios para alcanzarlos y las ayudas públicas a las empresas que pudieran facilitar y garantizar su cumplimiento, a lo que se sumó también la creación de empresas publicas. De igual modo, se establecieron programas de actuaciones y ayudas públicas en función de objetivos de carácter general, como la exportación, la inversión, el empleo, el desarrollo regional o el tamaño empresarial.

Conforme la industria fue creciendo y abriéndose al exterior el intervencionismo estatal se redujo, perdiendo vigencia la planificación y acentuándose la importancia de algunas medidas horizontales, como el fomento a la exportación y el desarrollo industrial de regiones atrasadas. La transición política limito la capacidad da acción gubernamental, en un momento en que la industria tenia problemas para seguir creciendo. A todo ello se sumo la aparición de déficit públicos continuados, que indujeron a reducir la intervención estatal dirigida a la industria, centrándola casi exclusivamente en los sectores mas afectados por la crisis y con predominio de empresas publicas. Durante la primera mitad de los `80 se acometió la reestructuraron técnica de las grandes empresas, así como el ajuste de sus plantillas de trabajadores, reduciendo sensiblemente los excedentes laborales. Salvo en este último aspecto, los resultados no fueron muy satisfactorios.

La apertura al exterior de la industria, tras la incorporación de España a la CEE, habría requerido una política industrial muy activa. Sin embargo, lo que prevaleció fue una marcada orientación liberal de la política industrial por parte de los primeros gobiernos socialistas, preocupados por el fomento de la competencia en los mercados y el control de salarios, así como por la atracción de inversión extranjera como vía de obtención de capacidad empresarial y tecnológica.

Las dificultades con que se ha encontrado la industria en la etapa recesiva posterior a 1990, unidas a la mayor capacidad económica y de gestión de los gobiernos autonómicos han conducido al establecimiento de programas de ayuda a las PYMES, tratando de coordinar las actuaciones de los gobiernos regionales y centrales.

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