LA INFLACION
La inflación de momento sigue siendo un problema estructural ya que ha sido durante muchos años uno de los males más arraigados en nuestra economía. La política económica ha sido uno de los determinantes en cada momento, pero también cuenta el comportamiento de los agentes económicos. Con las expectativas que se han dado en España hemos sido acostumbrados a una tasa de inflación elevada, lo cual ha condicionado nuestro comportamiento.
Desde el punto de vista de las series históricas las altas tasas de inflación han influido negativamente siempre sobre la economía española, sobre su desarrollo, ya que han propiciado un efecto de reasignación de recursos ineficiente.
Principales características que definen la tasa de inflación en la economía española.
1. Carácter dual:
2. El diferencial de inflación entre España y el resto de países europeos siempre se ha saldado con un resultado desventajoso para nuestro país. e>ue. La consecuencia de esto ha sido la poca credibilidad que hemos tenido en la carrera para la adecuación los criterios de Maastrich. La explicación del incremento del diferencial de inflación español respecto de los países europeos:
P = coste mat. primas (a) + costes laborales unitarios (b) + costes financieros (c) + impuestos (d) + (margen comercial)(e)
Estos son todos los elementos que incluye el precio. Suponiendo un situación de libre mercado los costes de materias primas (a) no puede diferenciarse demasiado de un país a otro, ya que en la Unión Europea no existen aduanas o aranceles. Los costes financieros (c) tampoco deben divergir demasiado debido a la política de convergencia en materia de tipos de interés. Los impuestos indirectos (d) también están bajo los efectos de la política de convergencia, los beneficios empresariales tampoco pueden diferir mucho, ya que de otra manera los capitales se irían allí donde los beneficios fueran mayores.
Por tanto, vemos como (a), (c), (d) y (e) son aproximadamente iguales, por tanto la variable que nos hace diferir nuestros precios de los europeos tienen que ser los costes laborales unitarios. Si los costes laborales unitarios españoles siguen siendo mayores que los del resto de los países europeos la inflación española seguirá estando por encima de la del resto de los miembros europeos.
Los costes laborales dependen de dos variables: salario (w) y productividad. Si los salarios crecen al mismo ritmo que la productividad los costes laborales unitarios no tienen por que ser mayores que los de nuestro vecinos.
Vemos ya cuál es la razón de un diferencial de inflación negativo en nuestro país: los salarios han crecido por encima de la productividad.
10.2) La inflación dual. La indiación de la economía española.
Se manifiesta con claridad cuando vemos la evolución de los precios en el sector de la industria y la misma evolución en el sector servicios. En concreto en España, a medida que nos integramos en la Unión Europea nuestro sector productivo se divide en dos:
Sector industrial: fuertemente expuesto a la competencia. Produce bienes comercializables que compiten en el mercado con los de otros países. La inflación es negativa en el sentido de que si por ejemplo en España un producto que tiene que competir eleva el precio por encima de los precios del mismo producto fuera, nuestro producto (en el caso de que los dos productos sean sustitutivos perfectos) perderá todas sus ventas.
Sector servicios: protegido de la competencia. Produce bienes no comercializables, por lo que se encuentra protegido de la competencia exterior, esto da lugar a que se permita el lujo de elevar sus precios por encima de los países con los que estamos compitiendo. Las razones de la política de protección de este sector la encontramos en dos frentes, tanto desde la oferta como desde la demanda:
a) DEMANDA.
El sector servicios está muy unido al desarrollo de nuestro país, se trata del sector en el cual la renta tiene un efecto mayor (ER > 1) con lo cual con sucesivos aumentos de renta la demanda sigue aumentando a favor de este sector, pero el problema es que la demanda se incrementa proporcionalmente más de lo que lo hace la renta por lo que el sector inflacionista. Además, se trata de un sector de la economía con una Ep <1, (inelástica) con lo cual los sucesivos aumentos de precio no suponen un descenso estrepitoso de la demanda.
b) OFERTA.
La gran parte de la oferta del sector servicios en nuestro país se encuentra protegida de la competencia externa, por lo que también las variables del precio (a, b, c, d, e). Se trata además de un sector en el que los incrementos en la productividad son inferiores a los que se dan en otros sectores, lo que provoca que la participación del empleo en el PIB del sector servicios sea mayor que la participación que éste tiene en el PIB general, es un sector intensivo de mano de obra: Nss/PIBss > PIBss/PIB. A medida que aumenta el output aumenta el PIB del sector servicios, que emplea una mayor proporción de empleo que otros sectores. Los aumentos en productividad son tan escasos por la razón de que se trata de un sector intensivo en mano de obra. La consecuencia de esto es que a medida que una economía se desarrolla traslada más empleo del sector servicios a otros sectores. Si los salarios del sector servicios y los del resto de sectores crecen aproximadamente lo mismo, el sector que tenga un menor crecimiento en la productividad será un sector que estará trasladando los incrementos en los salarios a los precios. (Crecimiento de w por encima de la productividad).
Desde un punto de vista interno observamos además cómo el sector servicios ha obtenido unos privilegios conseguidos por dos vías:
1. Regulaciones del mercado que limitan la competencia (precios regulados)
2. Concesión de monopolios por parte del gobierno que otorgan privilegios a las empresas privadas (Telefónica)
Tanto por el lado de la demanda como por el lado de la oferta vemos razones para la existencia de esta dualidad en la inflación española.
Es conveniente, si estamos realizando un estudio de la inflación en España, analizar la medida utilizada para su determinación, el IPC. Aunque existen otros métodos de cálculo de la tasa de inflación, como el deflactor, el IPC es la herramienta más útil para ello, ya que es una medida de carácter mensual, con lo cual se permite un análisis de la inflación a corto plazo con un rigor mayor. Si en otro caso quisiéramos establecer una análisis a largo plazo el método de los deflactores sería en cambio el más idóneo.
Al considerar el IPC deben realizarse una serie de valoraciones, en primer lugar, desde el punto de vista teórico se debe destacar que el IPC es un índice general, con lo que se presupone que la tasa de inflación no se desviará demasiado de la realidad. Dentro de la composición del IPC (cesta de bienes tipificados) existen unos componentes que por su naturaleza sufrirán oscilaciones cíclicas que pueden ser más o menos aleatorias y en este sentido supondrán una mayor o menor divergencia en el cálculo de la tasa, por esto, es conveniente realizar el seguimiento por separado de los distintos grupos de bienes que componen la cesta y así poder analizar los factores causales dentro de cada grupo de precios, si este análisis se realiza la tarea de evaluar las políticas de acción en la economía se simplifica.
Desde un punto de vista más práctico se deberán establecer los distintos grupos dentro del IPC a los cuales se realizará este seguimiento individual:
1. Separación entre los bienes energéticos (ENE) y los no energéticos (IPCNE), cada uno de estos grupos representa un 7,12% y un 92,88% respectivamente del total de los productos incluidos en la cesta del IPC.
2. A su vez se establecerá un división en el IPC de los bienes no energéticos (IPCNE) en dos grupos: productos elaborados (ANE) y los no elaborados (IPSEBENE) los cuales representan un 11,89% y un 80,99% respectivamente del total del porcentaje de los productos no energéticos. La tasa de crecimiento de éste último grupo de precios es lo que se denomina como inflación subyacente.
3. El IPSEBENE está compuesto por dos grupos de bienes: los servicios, que representan un 30,64% y el IPC de los bienes no elaborados (IPBENE) que significan un 50,34%
4. Realizamos además una última distinción: Los bienes industriales (32,88%) y los alimentos elaborados (AE = 17,47%)
De esta manera realizamos una separación de los mercados de bienes de los mercados de servicios para diferenciar la tasa de crecimiento de cada uno de ellos.
En los mercados de bienes encontramos tres situaciones distintas:
1. Separamos los bienes energéticos porque su oferta está determinada por los países productores de petróleo y las disposiciones legales de cada país.
2. Los alimentos no elaborados están afectados por las fuertes oscilaciones estacionales
3. El mercado de servicios y bienes elaborados (IPSEBEVE) en el cuál se establece la inflación subyacente es el que determina el índice de precios más estable ya que no se ve afectado por el clima ni otros factores, se trata del componente estructural más estable del IPC. Cuando la inflación subyacente está por encima de la total es difícil hacer que ésta última disminuya, lo contrario sucede viceversa, lo cual quiere decir que la inflación es posible de controlar.
Cuando las previsiones del IPC se realizan se pueden dar dos casos distintos. La previsión se realiza siempre en función del IPSEBENE. Si la previsión se desajusta respecto de los datos del IPC al completo este desajuste puede ser debido, a una desviación en el ANE (por ejemplo) o bien del IPSEBENE, en éste último caso la previsión sería errónea, en caso contrario no sería errónea.
10.3) Relación entre tasa de inflación y tasa de desempleo.
Esta relación viene establecida por la curva de Phillips, que dada la pendiente negativa que tiene, si la inflación disminuye es a costa de una mayor tasa de desempleo (generalmente). Aplicada a la economía española la curva de Phillips no existe, por lo que tenemos que estudiarla por tramos históricos. Si analizamos hasta 1970 ambas variables, inflación y desempleo aumentan, a partir de los años 70 el objetivo se convierte en reducir la inflación, lo que se consigue a costa de una mayor desempleo.
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